Daniel Rizo
En el año 90, cuando tan solo tenía 11 años, vi unos paracaidistas que subían hacia el cielo, que volaban… Y me dejó maravillado. Años después, cuando yo empecé a volar, entendí lo que realmente había visto aquel día: parapentistas. La verdadera aventura comenzó en el año 1996, cuando cogí mi furgoneta con destino a Castejón de Sos y solo llevaba mi vela y una tienda de campaña a cuestas.
Ahora, muchos años después, he llegado a donde estoy porque no he parado de soñar en todo momento. Por ejemplo, una anécdota reciente que me encanta recordar es cuando crucé el Congost de Terrades entero, de norte a sur, pero lo más curioso es que lo crucé gracias a que el software de navegación que yo mismo he desarrollado me decía que era posible.
Mi filosofía siempre es no parar de aprender en cada vuelo. En mente tengo conseguir algunos títulos que me quedan pendientes.
Para mí, las velas Niviuk son calidad, rendimiento y seguridad. Es difícil resumirlo, pero llevo años en la categoría Serial y en Niviuk encuentro las velas que me ofrecen un rendimiento excepcional sin penalizar la agilidad y con una seguridad sin igual. Además, el nivel de calidad en materiales es el mayor del mercado.
Cuando tengo algún sueño que quiero conseguir, me vuelvo demasiado cabezón como para no alcanzar la meta.
Me gusta encontrar las soluciones justas.
Cuando estoy compitiendo, para mí lo más importante es llegar a gol y lo segundo más importante es hacerlo antes que los demás.
A los 6 años descubrí que podía construir un avión, también descubrí que no volaba...
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