Jean-Yves Fredriksen

Empecé a volar en parapente cuando tenía 13 años. Tuve que insistir muchísimo a mis padres para que me dejaran, hasta que no les quedó otra opción. Desde 2002, volar se convirtió en parte de mi vida diaria, simplemente por pasión. Es lo que me ha hecho ser quien soy.

Con el tiempo, mi manera de volar fue evolucionando hasta lograr lo que, para mí, es mi mayor hito: convertirme en la primera y única persona en completar, volando, toda la travesía de la cordillera del Himalaya. También estoy muy orgulloso de haber sido uno de los primeros pilotos en despegar en parapente desde la segunda montaña más alta del mundo: el K2. Lo conseguí en 2024, tras escalar el ochomil sin oxígeno y siguiendo rutas poco convencionales. En este vídeo cuento cómo fue aquella experiencia:
 

Una de las aventuras que nunca olvidaré la viví con mi mejor amigo. Salimos de casa con el parapente y el equipo de escalada a cuestas. Volamos hasta el fondo de la cara norte de los Grandes Jorasses, aterrizamos y la escalamos entera. Luego hicimos lo mismo con la cara norte del Matterhorn. Y repetimos el proceso con la cara norte del Eiger. Exhaustos pero felices, regresamos volando a casa.

Mi objetivo siempre ha sido disfrutar, sumar experiencias y crear nuevas aventuras. No busco títulos, sino vivencias que me llenen. Me gusta inventar desafíos con mis juguetes favoritos: el parapente, la escalada o los esquís. Crear historias que parezcan sacadas de una película.

Estoy encantado con mis velas Kode P, Skin P y Klimber P. Gracias a ellas, puedo hacer realidad todo lo que imagino. Me siento como un rey, el hombre más feliz del mundo. Como siempre digo: “Haz realidad tus sueños, vuela Niviuk”.