Jean-Yves Fredriksen

Empecé a volar en parapente porque insistí muchísimo a mis padres cuando tenía 13 años para que me dejaran, hasta que al final no les quedó otra opción. Desde 2002, he volado y practicado todos los días por pura pasión. Volar es lo que me ha hecho ser quien soy.

Con el tiempo fui evolucionando hasta convertirme en la primera y única persona que ha podido completar volando toda la travesía de la cordillera del Himalaya. Este es el mayor hito que he conseguido y del que me siento más orgulloso. 

Una experiencia que jamás olvidaré la viví con mi mejor amigo. Salimos de mi casa con el parapente y el equipo de escalada. Volamos hasta el fondo de la cara norte de los Grandes Jorasses. Aterrizamos y escalamos toda esa cara de la montaña. Luego volamos hasta la cara norte del Matterhorn. También la escalamos. Y volvimos a hacer exactamente el mismo proceso con la cara norte del Eiger. Exhaustos pero felices, volvimos a casa volando de nuevo. 

Mi objetivo siempre ha sido seguir pasándomelo bien y conseguir nuevos logros, pero por el simple hecho de poder coleccionar aventuras, no títulos. Inventar nuevas combinaciones con mis juguetes preferidos: el parapente, la escalada o los esquís. Y, a partir de estas nuevas combinaciones, poder crear historias tan bonitas que sean de película.
 
Estoy encantado con mis velas Kode P y Klimber, con ellas puedo hacer todo lo que sueño. Me siento como un rey y soy el hombre más feliz del mundo. Como yo siempre digo: “Haz realidad tus sueños, vuela Niviuk”.