Los pilotos de Niviuk Ramón Morillas y Vicente Palmero estuvieron explorando en febrero la cordillera de los Andes en Colombia para estudiar la biodiversidad de algunos páramos aislados, participando en el proyecto de investigación científico del Doctor en Biología y Entomólogo colombiano Carlos Prieto. El objetivo era buscar nuevas especies y, concretamente, especies endémicas de mariposas y escarabajos en lugares aislados entre 3.000 y 4.000 m de altitud.
El biólogo colombiano se dedica a buscar, descubrir y dar nombre a nuevas especies de insectos, sobre todo mariposas, abejas y escarabajos. No en vano tiene la mayor colección personal de mariposas de Colombia. Para hacerlo, pasa días enteros en los bosques, haciendo vivac para poder llegar a los páramos deseados. Al llegar volando en paramotor, con el equipo a cuestas, las expediciones son mucho más prácticas y fructuosas, sin tener que pasar tantos días a la intemperie.
Estuvieron meses comentando y preparando el desafío conjuntamente, definiendo el equipo que querían llevar, estudiando las zonas, la meteorología y, en definitiva, viendo como minimizar los riesgos que siempre conllevan este tipo de aventuras. Ramón utilizó su vela paramotor Link 2 23 y Vicente su Link 25.
Finalmente, consiguieron volar en tres páramos: Frontino, Belmira y Farallones de Citará. En los tres lugares la meteorología es similar: el viento viene del este y es bastante intenso, reforzado por la mañana debido a las brisas térmicas y haciendo que el despegue sea complicado a partir de las 11.
Los páramos son zonas relativamente planas, donde la vegetación cerrada da paso a arbustos, pastos, lagunas y humedales. Al ser lugares aislados geográficamente, han dado origen a numerosas especies endémicas de insectos, muchas de ellas todavía a la espera de ser descubiertas por el hombre. Es un paraíso para los científicos que estudian la biodiversidad.
“En esta expedición hemos podido determinar que no solo es posible aterrizar y recolectar en la zona, sino que la vista aérea nos da información valiosísima para el estudio científico”, explica Ramón. “También pudimos comprobar que no en todos los páramos será posible aterrizar, ya que algunos por su orografía se convierten en lugares peligrosos para el vuelo. En el páramo de Belmira aterrizamos los tres y pasamos dos días en la zona, no conseguimos ver ninguna especie nueva, pero sí que pudimos recolectar bastantes mariposas demostrando que no solo es posible, si no que probablemente algún día consigamos descubrir nuevas especies. Y lo más importante, que el trabajo en equipo siempre da sus frutos”, concluye.
Mira el vídeo de la aventura aquí.
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