Los Red Bull X-Alps 2025 ya son historia, pero ¡menuda historia! Ha sido la edición con la final más emocionante y reñida de todos los tiempos: los cuatro primeros pilotos llegaron a meta con apenas unos minutos de diferencia tras más de 1.200 km de recorrido a través de los Alpes. Desde Niviuk queremos felicitar a los ganadores, cuya actuación ha sido simplemente magistral.
También queremos felicitar a nuestros atletas –Tanguy Renaud-Goud, Celine Lorenz, Jean de Biolley y Jared Scheid–, que una vez más han demostrado que están hechos de otra pasta. No solo compiten, inspiran. Se han dejado la piel en los terrenos y cielos alpinos, enfrentando condiciones extremas, decisiones críticas y un desgaste físico y mental brutal. Y lo han hecho con coraje, entrega y una pasión que nos llena de orgullo.
En solo 9 días y 5 horas, Tanguy alcanzó la meta en Zell am See, entrando en el Top 10 y confirmando su estatus como uno de los pilotos más sólidos del circuito. Su inicio fue impecable: se mantuvo en el grupo de cabeza, volando con precisión quirúrgica y adaptándose con una fluidez admirable. Incluso llegó a pasar una noche durmiendo en el suelo de la estación del teleférico en el TP7, Disentis.
El tramo hasta el TP10 en Les 2 Alpes marcó un giro complicado: perdió posiciones, pero nunca el objetivo. Reaccionó con fuerza, remontando vuelo a vuelo y carrera a carrera, sin descanso.
Su última noche es una de las más duras y valientes de toda la edición: Tanguy activó su Night Pass y caminó cerca de 80 km en menos de 24 horas. Hizo casi dos maratones consecutivos, corriendo sin descanso hasta las 3:00 de la madrugada. Solo durmió 3 horas antes de seguir empujando en su último día, sin parar ni para comer. Aunque exhausto, lo dio todo hasta el final. ¡Menuda bestia!
La única mujer en la línea de salida de esta edición vivió uno de los momentos más duros y, al mismo tiempo, más profundos de toda la carrera. Celine avanzaba a buen ritmo, pero todo cambió en Grimselpass, una zona que ya le había causado problemas otras veces. Allí aterrizó en un valle con un río impetuoso imposible de cruzar.
Lo que parecía una gran llanura para aterrizar se convirtió en una pesadilla de 6 horas atrapada, sin paso claro al otro lado. El equipo incluso barajó pedir un helicóptero de rescate. Pero ella no se rindió: remontó el curso del río y encontró una pequeña pasarela de piedras que le permitió cruzar. Aquel día trajo también polvo, viento, agotamiento físico y una gran carga emocional. Celine, completamente superada, llegó a llorar pensando en abandonar. Pero miró a su alrededor y vio el valle, las flores, el entorno… y cambió el chip para poder seguir adelante.
A lo largo de la carrera, Celine se enfrentó a condiciones meteorológicas adversas y un terreno implacable. Pero nada detuvo su espíritu. Alcanzó incluso el punto más remoto de la ruta, Les 2 Alpes, donde concluyó su aventura al ser eliminada.
Jared ha vivido estos X-Alps de la forma más auténtica posible: conectado con las montañas y la naturaleza, acompañado únicamente por dos supporters. Ha seguido su instinto, marcando su propio ritmo.
Pero su serenidad no es sinónimo de facilidad. A lo largo de la carrera, la meteorología lo ha puesto a prueba más de una vez: las tormentas lo obligaron a parar y a cambiar de planes. Aunque siempre supo adaptarse. Incluso durmió al raso en algunas zonas de despegue, solo con su esterilla y manta térmica como refugio.
Su momento estelar llegó prácticamente al final de la competición, que lo catapultó de la 21ª a la 12ª posición. Mientras los demás seguían avanzando a pie, él apostó por esperar pacientemente, sabiendo que las condiciones térmicas serían excepcionales desde temprano. Y acertó: despegó con una línea perfecta, ganó altura y fue el primero de su grupo en aterrizar en TP14 Lermoos. Desde ese momento, no soltó más su posición. Ha demostrado ser un aventurero nato, hecho para la montaña.
Jean vivió una auténtica odisea. Desde el primer día, la Red Bull X-Alps le mostró su cara más salvaje: una granizada en lo alto de las Dolomitas lo obligó, junto a otros atletas, a refugiarse entre las cuevas y el refugio de estas emblemáticas montañas. No pudieron continuar hasta el amanecer, cuando retomaron el camino por la vía ferrata bajo un cielo todavía gris.
Ese solo fue el inicio. Días más tarde, en un despegue al atardecer en St. Moritz, justo cuando había ganado altura, una fuerte racha de viento lo lanzó contra la ladera, provocándole un esguince de tobillo. Terminó en urgencias, y todo parecía indicar que su carrera había terminado. Pero Jean no se rinde tan fácil. El médico de carrera le dio luz verde, y tras un descanso en el TP X para recobrar energía, volvió a la lucha.
A partir de ahí, su carrera fue un ejemplo de superación y constancia. Aunque cojeando, caminó sin descanso, y aprovechó cada oportunidad para volar. En una jornada especialmente buena, pasó más de 9 horas en el aire, maximizando el recorrido y recuperando terreno perdido. Dejó atrás el dolor y avanzó con tenacidad, día tras día. Jean no solo llegó a meta, lo hizo con una sonrisa. Su capacidad de resistir, de adaptarse, de luchar incluso cuando todo se tuerce, es pura inspiración.
¿QUÉ ESTÁS
BUSCANDO?