Quería conseguirlo desde que era un adolescente. Todo este tiempo llevaba estudiando bien la ruta, la meteorología, las condiciones adecuadas para poder hacerlo. Finalmente, el pasado 10 de mayo el piloto Pierre Remy lo logró con su vela Icepeak X-One: realizó el primer vuelo de 200 km en la cara norte de los Pirineos*, y no se conformó solo con eso, si no que además también hizo el primer triángulo de 200 km de la historia en la zona.
Primero lo intentó el día anterior, ya que se esperaba un día bonito, con una fuerte inestabilidad, pero con buenas condiciones de viento de este en montaña y sobre el Piamonte. “Todo empezó bien, realicé los primeros 40 km en tan solo una hora, pero después tardé prácticamente lo mismo para hacer solo 5 km… Era una auténtica lucha constante contra el viento, ¡pero no era un día para rendirme! Finalmente, después de 6 horas luchando a contracorriente contra el viento y la lluvia, conseguí completar un triangulo de 140 km”, explica el piloto francés.
* Pendiente de ratificación.
Entre frustrado y enfadado, canceló todos los planes del día siguiente y solo pensó en una cosa: volar. A las 11 h su amigo Thierry Bohé lo acercó hasta el punto de despegue, el Col de Couraduque en el Midi-Pyrenees, desde donde empezó este vuelo histórico. “En ese momento, intenté no emocionarme demasiado, ya que era muy temprano y mi primer punto de desvío sería en un par de horas en la cara oeste… Pero a medida que voy avanzando, veo que mi trabajo y mi concentración van dando sus frutos: nunca doy tumbos, siempre llego por encima de los relieves y mi velocidad media está por encima de los 30 km/h”, comenta.
El viaje continúa pasando por Lourdes y Campan, y es a la altura de Sarrancolin cuando piensa “o hago los 200 km o me voy a tierra”, así que se encara hacia Oo sin pensárselo demasiado. Se desvía hacia Luchon, acabando el piedemonte y empieza a hacer calor. Así que cambia de opinión y se dirige a Antenac: “Mi GPS ya deja entrever los 200, ahora solo tengo que volver”. Pero todo se complica, “en algún momento tenía que pasar…”. “Hace mucho calor y termino en Oo, sí, ya sé que hace un momento había pensado ir hacia allí, pero ahora ya no entraba en mis planes. Miro la terraza de Vincent Vincent como camino fácil, ya que siempre me cuida si me quedo allí, pero ni hablar, saco el dedo y aunque ya son las 16.30 h y aun me quedan 70 km por delante, no me rindo. ¡Va a hacer calor!”, detalla emocionado.
“Paso el Peyresourde como cuando era joven, bloqueando en el collado y saliendo poco a poco por la cara oeste, aunque lo más duro aún está por llegar, ya empiezo a soñar. Me dirijo al norte para recuperar el piedemonte, esperar que vuelvan las 4 térmicas y empujar por el noreste. Voy despacio, aseguro los techos, busco todos los pájaros, miro el suelo como nunca y por fin toco la cara oeste que sube al Montaigut”. Son las 18.30 h y aún le quedan 20 km. “Pero en mi cabeza sé que se ha acabado, sé que lo he conseguido y ya puedo dejar de pensar en este sueño de adolescente que durante 15 años hemos tenido Pierre Dejous y yo. Voy a hacer la vuelta de Luchon-Accous, pero sin él…”.
La emoción le sube a flor de piel en este ultimo planeo, se desliza todo lo que puede, toca la cara norte de la pequeña Caba y llama a su mujer para saber en qué punto de aterrizaje le espera junto a Thierry Bohé para celebrarlo. “¡Ya está hecho, después de 10 años intentándolo por fin he conseguido completar un triángulo de 200 km en la cara norte de los Pirineos en poco más de 7 horas!”. Ahora, solo le queda repetirlo junto a su amigo Pierre Dejous.
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