Además, batió el récord de tiempo al ascender hasta los 6.000 metros de desnivel acumulado en solo 1 hora y 20 minutos. Estos logros destacan no solo la destreza de Ramón Morillas como piloto, sino también la calidad y el rendimiento excepcional de la Takoo 5. El vuelo, que tuvo lugar en Cenes de la Vega (Granada, España), ahora aguarda la ratificación oficial de las marcas conseguidas por parte de la FAI (Federación Aeronáutica Internacional). 

Estos récords no solo son un triunfo para Ramón y Niviuk, sino que también representan un avance significativo en el ámbito del parapente y el paramotor, demostrando las capacidades extraordinarias que pueden alcanzarse con la tecnología, el equipo y la meteorología adecuados. 

“La vela nos hizo despegar muy rápida y cómodamente. Elegí la Takoo 5 por sus altas prestaciones de planeo y por tener la talla más grande. En mi opinión, es el ala de vuelo libre que tiene las mejores prestaciones del momento y me funciona muy bien también para volar a motor. En vuelo llevábamos unos 220 kg en total, entre piloto y pasajero, ropa, paracaídas, sistema biplaza, combustible, instrumentos de vuelo, cámara y oxígeno. Todo el equipo funcionó de maravilla”, explica Ramón. 

Usó el motor Cosmos 300 de Vittorazi y el chasis PAP Tinox 1500 hélices. “Después de varias semanas preparando todos los requisitos necesarios, elegimos ese día por las buenas condiciones meteorológicas previstas. Cuando estábamos a casi 7.200 metros de altitud, las temperaturas eran de -25 ºC. Lo más increíble fue que cuando decidí parar el motor por el frío y la dureza del vuelo, aún seguíamos subiendo a 0.5 m/s. Es asombrosa la evolución del mundo aeronáutico en los últimos años. Que un paramotor, que es la mínima expresión del vuelo motorizado, pueda llegar a estas altitudes en las que normalmente solo vuelan aviones con una tecnología muy superior, es impresionante”.